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Breve
biografía de San Juan Bosco |
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NIÑEZ |
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En
la pág. 19 de sus Memorias, D. Bosco tiene una
afirmación asombrosa: "A los 10 años,
tenía ya una especie de oratorio festivo".
Y ¿cuáles son
los elementos constitutivos, fundamentales, de aquel
primer oratorio festivo? Los enumera enseguida:
..."Se
trataba de conocer Las inclinaciones de mis compañeros"
Es una característica que quedará en su
oratorio para siempre: el muchacho, el joven, será
el libro más leído, más meditado
por Don Bosco. Conservamos aún en el Archivo
Salesiano, cuadernos en los que D. Bosco hacia la lista
de los nombres de los muchachos y junto a cada uno apuntaba
reflexiones y consejos. "Conocer las inclinaciones
para secundar las mejores de estas inclinaciones",
será indicado por él como uno de los elementos
fundamentales de su "sistema preventivo" (ver
entrevista con Don Bosco, del 25 de abril 1884. T. Bosco:
Don Bosco, una biografía nueva", LDC p.
416
Me querían bien y al
mismo tiempo, me respetaban".Es su síntesis
propia de la familiaridad y de la disciplina. La amistad
hace que teman hacer lo que te disgusta, lo que indicas
claridad y decisión: "Esto no está
bien". *En su vida D. Bosco repetirá este
pensamiento (reflexionando sobre tantas dificultadas
que muchos de sus salesianos tenían para "tener
disciplina de tres maneras diferentes: "Hazte amar,
si quieres hacerte temer". "Hazte amar, antes
de hacerte temer ". "Hazte amas más
que hacerte temer".
" Cada uno me querían
como amigo y juez en lo peleas. Trataban de tenerme
como amigo, para que en el caso de peleas en el juego,
los defendiese" Donde quiera que los muchachos
juegan, suceden altercados. Y en el oratorio los casos
son dos: 0 está presente el animador activo (salesiano
o no) y los muchachos recurren a él para resolverlas.
0 este animador no existe (y no es un caso teórico)
y entonces se crean pequeños
líderes que cada vez se convierten en verdaderos
dueños del oratorio: se recurre a ellos, se atienen
a su juicio, se busca (por todos los medios) su amistad.
Es una de las consecuencias más nefastas de la
ausencia del animador activo.
Lector en los establos en
invierno. (Memorias, p. 20). Comienza a asomar a la
mente de
Juanito la importancia de tener siempre lista una "bella
narración" para finalizar una lección
de catecismo, o para llenar un tiempo vacío.
Notables son las tres líneas que siguen: "en
los alrededores se decía: vamos al sermón",
porque antes y después de mis narraciones hacíamos
la señal de la cruz y recitábamos un Ave
María .
Comienza a surgir la característica abiertamente
cristiana de la diversión propuesta por Juan
Bosco.
- Juegos al aire libre en el prado, en verano. (Memorias
pp. 20 21). Le costaban mucha
preparación, cansancio, caídas ("Crece
ROBUSTO").
El punto esencial del espectáculo
es una celebración cristiana: "Invitaba
a todos a recitar el Rosario y a cantar un canto religioso.
Luego subía sobre una silla y les decía
el sermón: o sea, repetía la homilía
escuchada por la mañana durante la S. Misa, o
narraba algún hecho interesante que había
escuchado o leído en algún libro".
Aparece un elemento nuevo
(que Reffo lamentará no existir en el oratorio
de Don Cocchi): "De mis funciones excluía
a los que habían blasfemado, hablado mal y a
quienes no querían rezar con nosotros".
Don
Bosco no será nunca inflexible , pero decidido
sí, ingenuo no: no permitirá nunca en
su patio y en sus juegos a quien obstinadamente rechaza
los mínimos elementos cristianos. De otro modo,
se sentiría convertido en un director de gimnasio
o en un malabarista. (Estamos todavía en esta
línea? Conozco muchachos que frecuentan diariamente
el oratorio salesiano, y desde hace tres años
cuando su admisión no van nunca a misa).
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SUEÑO
DE LOS 9 AÑOS |
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He
aquí tu campo, he aquí donde debes trabajar".
A Juan Bosco se le asignó un campo bien preciso
donde hará, no solo cosas imposibles, sino milagrosas:
el campo de los muchachos pobres, en peligro, dispersos,
semejantes a animales salvajes. Fuera de ahí,
Juan Bosco y sus hijos no tienen la garantía
de ningún milagro, tampoco de ningún éxito
positivo.
He aquí tu campo. He aquí donde debes
trabajar"
"Hazte
humilde, fuerte y robusto".
HUMILDE. Jesús debe
crecer en los Jóvenes, no tú, educador,
A Jesús debes querer; el educador, como Juan
Bautista, debe, cada vez más, desaparecer de
su vida a medida que deja el lugar a Jesús; es
un desaparecer que, duele. Lo saben especialmente los
que desean sobresalir. FUERTE no desanimarse ante los
fracasos, los abandonos; es necesario recomenzar, renunciar
al agradable coloquio con muchos "penitentes".
para empolvarse con los chicos.
ROBUSTO.
Toma en cuenta, por anticipado, que trabajar con estos
muchachos es agotador: ved, sino, un campo de verano,
colonias. Y ved también, a los animadores eternamente
cansados, tirados en la banca desde la cual vigilan
"desde lejos".
"A su tiempo todo
lo comprenderás". Es tal vez la enseñanza
más descuidada por los educadores. No desalentarse,
no cortar el esfuerzo si el resultado, no llega "en
poco tiempo". Con los jóvenes es necesario
saber esperar "tiempos lejanos". El grano
crece y madura en nueve meses, el joven tal vez en nueve
años...
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VIDA
EN CHIERI |
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Es
la primera vez que Juan Bosco entra en una ciudad (si
bien pequeña). Y Don Valimberti, el primer sacerdote
de quien se convierte en amigo, “me daba óptimos
consejos sobre el modo de portarme y de mantenerme alejado
de los peligros de la ciudad". Quisiera notar en
voz baja que los muchísimos muchachos llegados
a nuestras ciudades, también esperan estos "
consejos de nosotros. Nuestro frecuentísirno.
¿Qué tal? no debería quedarse como
una pregunta sin respuesta, sino como el inicio de “examen
de la situación" en la familia, escuela,
amigos, lugares frecuentados, películas vistas...
Sociedad
de la alegría. En Juan Bosco, ya jovencito, nacen
actitudes nuevas, ya evolucionadas. Por primera vez
(y lo hará toda su vida! )
apenas se encuentra rodeado de muchos jóvenes,
elige r los rnejores y funda un grupoY una sociedad
que no se aparte de los otros, sino que se convierta
en el ala buena, en el fermento de los otros. Quien
boicotea los "grupos formativos" salesianos,
quien no los forma en cuanto puede, quien los ha sustituido
por GRUPOS meramente deportivos, está fuera de
la perspectiva de Don Bosco.
De nuevo por vez primera (y
lo. hará. por toda la vida) traza un mini-reglamento
de la "sociedad” . Para Don Bosco ésta
se convertirá en una especie de manía:
pocas reglas, claras, sencillas, pero con que se sepa
de inmediato quién pertenece, qué se debe
hacer, qué no se debe hacer.
El reglamento de la Sociedad
de la Alegría tiene sólo dos puntos: (1.
Ninguna acción, ninguna palabra que no sea digna
de un cristiano. 2. Exactitud en los deberes escolares
y religiosos). Pero inmediatamente antes, don Bosco
ha anunciado un tercer punto “implícito"
en el reglamento de toda sociedad que fundará:
"Quien blasfemaba, pronunciaba el nombre de Dios
sin respeto, tenía malas conversaciones, debía
retirarse de la Sociedad”. Aún más,
quien no pretende esta mínima participación
cristiana de los jóvenes de un oratorio, de una
organizaci6n nuestra; quien se conforma con que el número
sea grande y que venzan en los torneos, está
muy lejano de la sensibilidad de Don Bosco.
Las actividades son las ya encontradas en Valdocco:
"Organizar juegos, tener conversaciones, leer libros
que contribuyeran a la alegría de todos"
y paseos (Memorias p. 38).
Durante las vacaciones escolares.' He continuado ocupándome
de los muchachos. Los atraían mis narraciones,
los juegos amenos, los cantos. Muchos, aún entre
los mayores, no conocían de la verdad de la fe.
Entre juegos y narraciones, les enseñaba el catecismo
y las oraciones cristianas. Era una especie de oratorio".
Interesante esta definición de oratorio: Catecismo
y oraciones entre juegos y narraciones.
Pero se da cuenta de
que para dar vida cristiana, es necesario nutrirse de
vida cristiana, y en la misma página de las Memorias
(p. 66), anota: “en aquellas vacaciones escolares
dejé de hacerla de saltimbanqui y me dediqué
a la lectura de libros religiosos. Debo confesar con
vergüenza que hasta aquel tiempo los había
descuidado".
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ENCUENTRO
CON CALOSSO |
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Es
un sacerdote anciano, pero Don Bosco nos lo presenta
como el primer animador modelo: "era un sacerdote
muy bueno, anciano. Caminaba todo encorvado, y sin embargo
recorría todo aquel camino para escuchar con
nosotros la misión" (Memorias, p. 24 25).
"Me animó a frecuentar la confesión
y la Comunión. Me enseñó a hacer
todos los días una pequeña lectura espiritual.
Todo mí tiempo Ubre, lo pasaba con él".
(Memorias, pp. 25 26).
En
contraste con el animador modelo Don Calosso, Don Bosco
presenta cinco páginas, después (Memorias
p. 3 l) un modelo negativo de animadores: Los sacerdotes
de Castelnuevo: "Me sucedía con 'frecuencia
encontrar por el camino al párroco y al vicario.
Los saludaba desde lejos,
me acercaba con cortesía, pero ellos solamente
respondían a mi saludo y continuaban su camino.
Entristecido decía: ."Sí yo fuera
sacerdote, no me portaría así. Trataría
de acercarme a los muchachos, les daría buenos
consejos, les diría buenas palabra” .
Notemos bien los valores que
él destaca en el buen animador y 1os que quisiera
encontrar en los animadores inhábiles: participación,
aun sacrificada, en lo que hacen los jóvenes,
poner el propio tiempo a disposición para ayudar
y animar a la lectura espiritual; acercarse a los muchachos,
decirles palabras agradables y buenos consejos. (Sería
facilísimo documentar cómo Don Bosco hizo
todo esto en muchas circunstancias, p. ej. en la estación
de Caramognola cuando escuchó por primera vez
la voz de Miguel Magone: se acercó a los muchachos,
trató de participar en sus juegos con el riesgo
de perder el tren, dijo buenas palabras, dió
consejos, y terminó. . . por enganchar una "vocación"
para su colegio de Turín, donde –si hubiese
vivido Miguel Magone habría tenido todas las
posibilidades de llegar a ser un buen salesiano).
Quisiera subrayar una
característica fundamental que aquí ya
exige Don Bosco del educador animador: la presencia
física y activa, no sólo para impedir
el mal (asistencia negativa) sino para un encuentro
grato, disponible, que anime la vida del muchacho con
la palabra, que suscite la alegría y el sentido
de Dio< (asistencia positiva). Estoy dispuesto a
afirmar que un educador que considera "perdido"
un medio día pasado con los muchachos, que huye
a refugiarse en leo libros dejándolos solos,
que encuentra sólo en los libros y no también
en la conversación con los muchachos argumento
de reflexión seria, no tiene el estilo de Don
Bosco.
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SACERDOTE |
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Terminados
los que he llamado “ 17 años de animador
”, Don Bosco comienza los 47 años de sacerdote.
Continuará siendo animador, pero aparecen nuevos
elementos que sólo el sacerdote
puede desarrollar entre los jóvenes. En otras
palabras: el estilo educativo permanece igual, los valores
siguen siendo los mismos, pero en adelante comienza
el apostolado intensísimo de la confesión
dirección espiritual. Y de inmediato comprenderá
que para santificar a los muchachos debe hacerse santo
él y para convertir a los muchachos debe rezar
y sacrificarse por ellos. De ahora en adelante en el
sacerdote educador Juan Bosco, encontraremos estos dos
núcleos paralelos de valores:
Estar, hablar con alegría, narrar historietas,
jugar, dar catecismo, hacerlos rezar;
Reflexionar sobre libros religiosos (me&taci6n),
orar, sacrificarse, santificarse para hacer eficaz su
apostolado entre los muchachos.
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INICIO
DEL ORATORIO |
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En
las cárceles. El encuentro con los jóvenes
encarcelados es una fuerte lección para Don Bosco.
(Ha asistido también a condena en la horca de
una veintena). Les enseña catecismo. Y comprende
que "es necesario hacerlos convenirse en cristianos
si se quieren reintegrar a la vida civil. Escribía:
"A medida que les hablaba de la dignidad del hombre,
en cuanto hacía resonar en sus mentes el principio
moral y religioso, experimentaban en el corazón
un placer del que no sabían dar razón,
pero que los hacía .resolverse a hacerse más
buenos" (MB 11, 107). Comprendió que a muchos
jóvenes debe hacérseles descubrir el tesoro
que llevan dentro: "ser hijos de Dios".
Al primer muchacho, Bartolomé
Garelli, como ya lo he recordado ampliamente) le propone
de manera muy sencilla, casi rudimentaria: la recuperación
de la familia (que ya no la tiene) al encontrarse juntos
como amigos; la recuperaci6n de la cultura (que no tendrá
nunca la sociedad de aquel tiempo) a través de
un poco de escuela; la recuperación de la dignidad
de hijo de Dios (que está perdiendo) a través
de un catecismo (Memorias, p. 105).
A los párrocos que
se lamentan porque Don Bosco no manda a los muchachos
del Oratorio a sus respectivas parroquias, responde:
No pocos son disipados, indisciplinados tan catecismo
y oración si son atraídos por recreos
y paseos" (Memorias, p. 126).
No parece que Don Bosco " instrumentalizara "
recreos y paseos que luego los “ hiciera pagar;
esos recreos y paseos, con catecismo y oraciones. En
otras ocasiones (ver los paseos al Monferrato) demuestra
que comprende cuan valiosos son en sí mismos
los paseos y recreos. Pero los subordina siempre al
fin superior y se inquieta si alguien lo acusa de "chantajear"
así a los muchachos. El quiere a los jóvenes
y les hace el bien; la mamá que endulza una medicina
para hacerla tomar a su hijo y curarlo, no le parece,
de hecho, una chantajista".
Después
de un paseo a Superrga, donde, con su muchachos, lanzó
al cielo una novedad absoluta para aquel tiempo: una
mongolfiera (paseo en globo), comenta:
"Aquellos paseos encendían en los jóvenes
un entusiasmo enorme. El Oratorio, aquella mezcla de
oraciones, juegos y paseos, era ya su vida. Cada muchacho
era de tal manera mi amigo, que no sólo obedecía
a la menor señal, sino que estaba ansioso de
hacer algo por mi (Memorias, p. 15).
Creo que esta definición,
al vuelo, de "oratorio a lo Don Bosco", es
notable. Ya no cambiará. El oratorio salesiano
es ya definitivamente esto: una mezcla de oraciones,
juegos, paseos, amistad con el animador, ansias de colaborar
con él que lo orientará a una meta casi
única: tomar parte en su apostolado, convertirse
en apóstol como él. Estamos en 1846. Dentro
de 10 años, en 1856, Domingo Savio fundará
la "Compañía de la Inmaculada":
la realización plena y total del espíritu
del oratorio salesiano.
Valdocco, el oratorio definitivo
Una pequeña iglesia
para reunir a los muchachos. Cuando Don Bosco, desahuciado
de todos, llega a encontrar en el lombardo Francisco
Pinardi la última persona que confía en
él, y que está dispuesto a alquilarle
el terreno. Don Bosco, para hacer el oratorio le pide:
"una pequeña iglesia para reunir a los muchachos".
El cobertizo que Pinardi le ofrece le sirve, sólo
tendrá que ser adaptado, hacerle escalones, cambiarle
el pavimento", así servirá para reunir
a los jóvenes en torno de un altar. Sólo
después de haber resuelto esta cuestión
fundamental, Don Bosco pide alquilar también
el prado que lo rodea, para que los muchachos jueguen.
(Memorias, p. 139).
Y los muchachos, después
de una larga jornada de trabajo, vienen a dar una mano
a Don Bosco para preparar el oratorio: no a nivelar
el prado, no a trazar líneas, sino a construir
su Iglesia.
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