Próximos ya a la navidad, y para mejor prepararnos a la celebración gozosa de la venida
de Dios entre nosotros, el evangelio centra nuestra atención en María, la madre de
Jesús. Y es que sólo ella supo esperar a Dios de tal forma que lo tuvo vivo en su seno,
carne de su carne, antes de, dándole a la luz, tenerlo en sus manos. A cuantos en estos
días esperamos que Dios se nos haga -¡por fin!- presente en nuestro mundo, y vamos,
por ello, a recordar con alegría cómo quiso hacernos el encontradizo, la Palabra de Dios
hoy nos recuerda el comportamiento de María, la virgen que esperando tener un hijo se
puso a servir a quien, más necesitada que ella, pasaba por idéntica experiencia.
Juan José Bartolomé
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